
Ya son 50 años de las Torres de Satélite, emblema principal de la vanguardia arquitectónica de la ciudad de México, símbolo del desarrollo urbano de la zona centro del país y la primera obra del minimalismo a escala urbana en el mundo. Fue planeada como un espacio silencioso de arte dedicado a las emociones, que hasta el día de hoy sigue siendo de las obras más influyentes del siglo XX. Aunque en un principio se pensó en hacer 7 prismas, por reducción de presupuesto se limitó a sólo 5 y de menor tamaño. La más grande tiene una altura de 52 mts., la menor alcanza los 32 mts. (¡Se sabe que la más grande de las 7 iba medir 200 mts.!). En 1957 se les encomendó a los arquitectos Luis Barragán y Matías Goeritz una construcción que fuera el símbolo del Banco Internacional Hipotecario, promotor del fraccionamiento de Cuidad Satélite. Ubicada en la zona norte, en una de las avenidas principales (periférico norte), el conjunto, cuya influencia principal son las torres de San Gimigniano, en Italia (época medieval). Goeritz tuvo la intención de colocar un par de tubos de metal perforados con la intención de una flauta que sonarían con el viento y diera la sensación de una escultura viva, se imaginaba como cinco cuarzos, monolitos similares a Stonehenge cargados de propiedades metafísicas y éstos representarían cada dedo de la mano. Las torres de Satélite fueron inauguradas el primero de marzo de 1958. En la restauración de las torres la iniciativa privada invirtió ocho millones de pesos y el gobierno municipal un millón más, para los trabajos que duraron aproximadamente siete meses. Se utilizaron 13 mil litros de pintura donados por la empresa de pinturas Comex. El municipio de Naucalpan busca promover las torres de satélite como patrimonio de la humanidad por la
Unesco en próximas fechas.
0 comentarios:
Publicar un comentario